El #protocolo nos rodea

Recuerdo que allá por 1998 hice un curso de protocolo empresarial en la EIP, fue el inicio de una relación ¡que ya dura 15 años!,  en una de las ponencias un profesor nos dijo  “a partir de este momento veréis todo con ojos de protocolo”.  La frase me pareció excesiva entonces pero he de reconocer que desde aquel momento hasta el día de hoy, miro todo con ojos de protocolo y veo protocolo por todas partes, en el amplio sentido de la palabra.

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Esto viene a colación porque hace un par de semanas choqué de pronto con protocolo en el lugar en que menos lo esperaba. Soy aficionada a las novelas policiacas desde que era muy joven,  y ahora que la novela negra está de moda soy feliz porque el filón parece ser inagotable, por lo que puede que tenga lectura para toda la vida. Uno de mis últimos héroes es Adamsberg, el comisario al que Fred Vargas retrata tan magníficamente en sus novelas, en una de ellas Bajo los Vientos de Neptuno, en su último capítulo leí lo siguiente: En la Brigada todo el mundo llevaba el uniforme reglamentario. Danglard paseaba una mirada satisfecha por el centenar de personas reunidas en la Sala del Concilio. Al fondo se había preparado un estrado para el discurso oficial del jefe de división, hoja de servicio, cumplidos, concesión de la nueva medalla. Seguiría su propio discurso, agradecimientos, alguna pizca de humor y emoción. Luego abrazos con todos los colegas, relajación general, manduca, bebida y ruido”.

En 73 palabras la autora, a través de los ojos de homenajeado, resume magistralmente el acto de entrega de una medalla. En la primera frase habla de la etiqueta, utiliza las palabras “uniforme reglamentario”. En la siguiente frase menciona a los asistentes –un centenar de personas- y el lugar en el que se han reunido  -la Sala del Concilio- que es la sala más importante de la Brigada.  A continuación otra frase nos menciona un elemento material fundamental, la tarima –el estrado- desde la cual el jefe de división –la máxima autoridad en la Brigada- se dirigirá a los asistentes. En ese discurso hablará del policía al cual le han concedido la medalla, no es un discurso cualquiera,  sino un discurso loatorio que dirige alabanzas hacia la persona a la que está dedicado. Con ese fin hablará de su hoja de servicios, le hará algún cumplido, etc.. Tras este discurso se entrega la medalla y quien la recibe pronunciará su propio discurso, comenzando por agradecer la concesión, sin olvidar ser emotivo y recordar los buenos momentos. Para terminar el vino de honor, la oportunidad de saludar a los presentes y agradecerles su apoyo.


Hace un par de semanas tenía que contarles a mis alumnos una entrega de premios, y la casualidad quiso que encontrase un resumen breve de uno, en una novela. El protocolo nos rodea, solo hay que mirar con “ojos de protocolo”.

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